En lo que a relaciones personales se refiere siempre estamos expuesto a equivocarnos aunque esa no sea nuestra intención. De ahi que sea tan importante aprender a disculparse de una manera eficaz.
Para solucionar un conflicto,para disculparse sin culparse, el primero paso es reflexionar acerca de lo sucedido; entender que cada uno de nosotros somos un universo particular, que lo que para ti es blanco para el de enfrente puede ser negro.
Uno de los obstáculos a los que nos enfrentamos a la hora de ofrecer una disculpa eficaz es el temor a la reacción de nuestro interlocutor. No podemos tener ninguna certeza sobre cómo responderá y eso inevitablemente nos da miedo. Esa inseguridad es la que nos paraliza y nos impide asumir la responsabilidad de nuestros actos. Cometer un error provoca vergüenza y esa vergüenza hace que no actúe para no cometer otro error: puro círculo vicioso del cual tenemos que atrevernos a salir si queremos resolver la situación.
Hay quienes creen que disculparse es sinónimo de mostrar debilidad. En esos casos su orgullo se convertirá en un enorme obstáculo para disculparse puesto que aunque tengan la certeza de que cometieron un error, su intención no es repararlo sino más bien ocultarlo. Para esas personas es más importante no mostrarse vulnerable que tomar conciencia de que haber fallado.
Un pequeño examen de conciencia
Antes de ofrecer tus disculpas has de haber realizado un proceso de reflexión sobre lo que ha sucedido. No siempre es tarea fácil detectar dónde estuvo el error o cual fue el fallo:
¿Fue en lo que hiciste?
¿En lo que dijiste?
¿Quizá fue en la forma, pero no en el fondo?
¿Qué daño causaste a la otra persona?
Pararte a responder a estás preguntas le dará todavía más valor a tu disculpa y sobre todo te ayudará a plantearla con todos los elementos que seguramente tu interlocutor quiere escuchar de tu boca.
Reconocer que se ha cometido un error no es tarea fácil, precisamente porque solemos considerar los errores como sinónimo de fracaso.
Por el contrario, si eres capaz de admitir que el error te brinda una oportunidad para mejorar… ¿a que la cosa cambia?
Siempre cara a cara
Para ofrecer una disculpa eficaz lo mejor es hablar con la persona afectada cara a cara. Si te resulta duro o complicado puedes escribirle antes un mensaje para decirle que reconoces tu equivocación. Con ello logras un primer acercamiento que te permitirá sonderar su reacción a la vez que tu interlocutor rebaja su malestar ante lo que ha ocurrido. Es un buen paso inicial, pero ese mensaje nunca sustituirá a la necesidad de una conversación cara a cara. El cara a cara te sitúa en una posición más cercana y mostrará que tu arrepentimiento es del todo sincero.
Es importante que dediques tiempo a ese encuentro con la persona con la que vas a disculparte. De poco valdrán tus palabras de disculpa si muestras impaciencia ya que parecerá que lo estas haciendo obligado, que la disculpa no nace de ti, sino que es algo impuesto por algo o por alguien.
Muéstrate humilde
No olvides la humildad en el momento de disculparte. Humildad significa hacer ver al otro que entiendes que te equivocaste, mostrar que estas dispuesto a hacer un esfuerzo por reparar el daño y sobre todo que aceptas haber cometido ese error. Tu interlocutor mostrará empatía contigo.
La realidad es que la propia disculpa en si cumple la función de reparación simbólica, aunque en ciertos casos, dependiendo del daño o de la personalidad del ofendido, haya que ir un poco más allá y compensarle de una forma más concreta.
Atento al lenguaje de tu cuerpo
Nunca olvides que tus gestos, tu postura, tu expresión corporal son importantes elementos de la comunicación y que lo que de ellos se desprende tiene mucho más valor, es un mensaje más sincero que tus palabras.
Procura que tu lenguaje corporal sea acorde con el mensaje que quieres hacerle llegar. Para disculparse de una manera eficaz, mira siempre a los ojos a tu interlocutor. Procura no cruzar los brazos ni la piernas ya que estos son muestras de una actitud defensiva y lo que queremos transmitir es todo lo contrario: no me defiendo, sino que asumo mi error.
Piel con piel
Busca transmitir cercania, confianza y calidez y eso puedes lograrlo a traves de la más potente de las formas de comunicación: el contacto físico: Un apretón de manos amistoso pero a la vez firme, un suave toque en el hombro o en el brazo de tu interlocutor o, por qué no, un abrazo fraterno en que el transmitas lo que con palabras le estás diciendo. Por supuesto ten en cuenta la forma de ser de tu interlocutor así como el vínculo que tienes con él, pero en cualquier caso, un poco de “piel” siempre es positivo.
80% de escucha + 20% de explicaciones
Una vez logrado ese ambiente de cercanía, llega la hora de explicarte. Es imprescindible que especifiques en qué crees haberte equivocado y comprobar si la otra persona también lo ve de la misma forma. Escucha, sobre todo escucha, el otro tambien tiene que decir; la escucha activa te permitirá conectar con esa persona y ver qué es lo que el otro necesita para repares tu falta. Basandote en lo que el espera o necesita, plantea cómo vas a repararlo.
Muestra en todo momento generosidad; ello, sumado al valor que has demostrado al afrontar la situación, serán la mejor garantía de que tu disculpa va a ser aceptada.
Es díficil muchas veces disculparse, uno de mis trabajos personales, en cuanto a las relaciones, ha sido cuidar mucho mi lenguaje corporal pues no siempre era suave y esto me ha llevado algunos problemas, con el tiempo he ido aprendiendo. Muy deacuerdo con mostrar humildad y contacto por tal de conseguir que la disculpa llegue de verdad.
Gracias Aida por tu aportación. Es TAN importante el lenguaje no verbal…
Qué interesante texto. Lleno de herramientas útiles, y sobre todo, de reflexiones pertinentes para una acción tan importante y sanadora como el perdón. ¡Gracias!
Me alegro de que te guste… Espero verte en el proximo post
Que bien lo explicas, me parece que practicarlo será más difícil pero seguro que con tus consejos y paso a paso se puede aprender a disculparse. Mi madre siempre nos decía de pequeños (lo que no queremos para nosotros no lo queramos para los demás) si nos ponemos en el lugar del otro podemos ver las cosas de otra manera y reaccionar.
Que suerte Conchita que tu madre os inculpara un principio tan básico para la conviviencia… eres muy afortunada.
Gracias por tu comentario y tus palabras
Qué difícil resulta a veces pedir perdón, tanto que dejamos pasar el tiempo, para ver si así las cosas vuelven a su cauce, cosa que no ocurre.
Sin embargo, soy de la opinión de que para pedir perdón tienes que sentirlo, de lo contrario, mejor no pedirlo.
Totalmente de acuerdo, si no son palabras vacías y nuestro interlocutor lo nota.
Gracias por tu comentario y te veo en el próximo post
Equivocarse es de humanos y rectificar de sabios. Grandes claves las que nos das para hacerlo de manera asertiva 🙂
Efectivamente, Elena, admitir un error y pedir disculpas nos hace mejores personas.
Pedir perdón es algo que nos cuesta muchísimo, si no solo tenemos que mirar el ejemplo con los niños pequeños. La frase que dices que nos cuesta porque pensamos que son un fracaso, estoy totalmente de acuerdo, si pensamos de otra forma, seguro que es más fácil disculparse 🙂
Me alegro que te haya gustado el post… gracias por tu comentario