Llega la Navidad, tenemos por delante un montón de celebraciones familiares y quizá te vaya a tocar lidiar con algún pariente que te saca de quicio, que te chupa tu energía o que, simplemente, no te apetece nada compartir mesa y cena con él o ella.

Las reuniones familiares son como las decoraciones navideñas: nunca son del gusto de todos, así que sin lugar a dudas necesitarás un plan para sobrevivir a ellas esta Navidad.

Te ofrezco 7 estrategias para manejar la situación y afrontar a esos encuentros complicados.

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1. Esto es lo que hay

¿No crees que va siendo hora de deshacerte de la idea de que los demás “deberían” comportarse de la forma que tu consideras adecuada?.

Gran parte de las fricciones que surgen en las reuniones familiares durante la Navidad viene ocasionadas por nuestro deseo de que fulanito o menganito no sean como en realidad son y por tanto desearíamos que se comportasen de forma distinta a como suelen hacer habitualmente.

Antes de ese “gran día” te sugiero que busques un ratito de tranquilidad y, haciendo un repaso a esos parientes con los que vas a compartir mesa, te des cuenta de cómo te gustaría que fueran (y no son).

Desde esa toma de conciencia, preparate a aceptarles tal y cómo son, en el fondo lo que te estoy diciendo que hagas es que les respetes. No se trata de que apruebes su comportamiento, ni tan siquiera estés mínimamente de acuerdo con ellos, solo acepta que son como son, que esto es lo que hay, y dejarán de sacarte de quicio.

Lo mejor que puede pasar es que haciendo ese repaso te des cuenta de que no son tan insufribles como tú creías.

Lo peor…. Pues… que te toque pasar a la siguiente estrategia.

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2. Casco, guantes, mono y gafas de protección.

Bueno, en realidad tampoco es plan de que te lo tomes en plan literal y te sientes a la mesa de Navidad esa guisa ; lo que te sugiero es que actives un “escudo protector” contra la ironía y las bromas pesadas, contra el sarcasmo y los comentarios ácidos, esos carentes de empatía, bromas pesadas , y en general contra la negatividad, el mal rollo y la mala vibra.

No sabría decirte a qué se debe pero estas reuniones familiares son el caldo de cultivo ideal para insinuaciones, bromas más pesadas de la cuenta, opiniones gratuitas que no se han pedido, esas que comienzan con un “yo que tú…”, que con cruel sinceridad son “por tu bien”.

Es muy posible que no te libres de ellas, que alguien opine sobre tu nueva casa, sobre cómo educas a tus hijos o simplemente, sobre el punto del asado de la cena o lo esmirriado que te ha quedado el arbol este año. Cuando eso ocurra… inspira, llena tu pecho de aire, e imagina un escudo protector que te cubre y te aísla de ese comentario. ¡Te aseguro que funciona!

Es imposible pretender controlar cómo se comportan los demás, pero lo que sí puedes gestionar es cómo lo recibes y cómo te sientes con eso que te han dicho. Inspira y no le prestes demasiada atención.

Recuerda… “esto es lo que hay”, somos como somos y es misión tuya gestionar tus propias emociones.

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3. A cada uno, lo suyo

Es decir, ofrece esta Navidad a cada uno el tiempo que tú creas que le vas a poder tolerar.

Se realista: si con un día crees que tienes suficiente, no le invites a que se quede 2. Y si las circunstancias no te permiten salir por patas, busca ratitos para ti: retírate a tu habitación a leer un rato, vete a hacer algún recado de última hora, pon como excusa dar una vuelta para que los niños se desfoguen… cualquier excusa que te que permita hacer un “kit-kat” , cambiar de aires y regresar con energía renovada.

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4. Con las manos en la masa

Si eres la anfitriona no vayas de Superwoman y no desaproveches el montón de manos que tienes para ayudar.

Dale a todos algo que hacer, así les mantendrás entretenidos: preparar las bandejas, servir bebidas, decorar la mesa, encender velas, bajar la basura… Si tú mantienes el mando les será más difícil invadir tu espacio.

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5. Me rio de Janeiro

¡Si ya nos lo recomendaba hasta Mecano, allá por los 80!

Créeme, los demás no hacen las cosas con afán de molestar (recuerda el punto 1: esto es o que hay), así que no te lo tomes de forma personal y procura reírte de la situación siempre que puedas.

La gente no TE hace cosas; hace cosas y TÚ eliges cómo tomártelas.

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6. Licencia para matar

Por supuesto matar … a golpe de amabilidad.

Pinta en tu cara la mejor de tus sonrisas y elige un tono de voz sosegado. Infalible: los desarmas. Además, con independencia de lo que esperaban de ti, Tú te sientes mejor.

Dejate de malos rollos esta Navidad, no te anticipes, fuera ideas preconcebidas y concédete a ti mismo el derecho a disfrutar.

¡Actitud, actitud y actitud!

Dado que no nos podemos escapar de estas celebraciones familiares , aprovecha esta oportunidad para dar ese primer paso hacia aceptarles como son y quererles de forma incondicional: será el mejor regalo de Navidad que puedes hacerles a ellos y sobre todo, a ti misma.

Y por ultimo:

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7. …Abracadabra…

Cuando sientas que flaqueas, no dejes de repetirte este conjuro mágico:

“Son solo ____ horas de mi vida. ¡Puedo hacerlo!”

Modo de empleo y posología:

Algunas de estas 7 estrategias requerirán de ti una actitud un tanto ZEN, por tanto no pretendas aplicar todas todo el tiempo. Elige para cada situación un par de ellas, las que te parezcan más sencillas y divertidas y…. date una oportunidad. Seguro que te sorprendes.

Y tú…¿Qué estrategias has elegido para poner en marcha estas Navidades?

Cuéntamelo en comentarios, me encantará conocerte.