“Jonás les respondió:
«Levántenme y arrójenme al mar, y el mar se les calmará.
Yo sé muy bien que por mi culpa les ha sobrevenido esta gran tempestad».
(Jonás 1,12)
Si tenemos un impulso natural de crecer, de llegar a ser todo lo que uno es capaz de ser…. ¿Por qué la mayoría de nosotros no desarrollamos nuestro máximo potencial?
Sabes que eres bueno en algo, lo visualizas, prevés el éxito y de repente te asustas porque sientes que eres incapaz, te crees mediocre y como consecuencia te frenas: padeces el Complejo de Jonás, que no es otra cosa que la negación de tu capacidad para desarrollar todo tu potencial, el miedo que frena nuestra capacidad de grandeza.
Cada uno de nosotros estamos llamados a una tarea particular, a una misión que encaja con nuestra naturaleza y con nuestras capacidades. Huir de ella, frenarla, temerla, tal y como Jonás intentó, según veremos, solo nos trae frustración, dolor y culpa.
Cuenta la Biblia que un día Dios llamó a Jonás y le encargó la misión de convertirse en su profeta pero Jonás se sintió incapaz de cumplir el encargo y huyó en un barco. Durante la travesía se desencadenó una terrible tempestad y la tripulación, al enterarse que la tempestad se debía a a ira de Dios por Jonás no asumír su destino, decidió lanzar a Jonás al mar. Este fue «tragado» por una ballena y permaneció en su vientre durante tres largos días con sus tres largas noches, reflexionando…. Hasta que aceptó su destino.
Esta historia inspiró al historiador Frank Manuel y al psicólogo A. Maslow para dar nombre a lo que hoy conocemos como el Complejo de Jonás, síndrome bastante habitual en nuestra sociedad, donde la exhibición y el desarrollo del talento es a menudo castigado y castrado desde la infancia.
¿Te ha ocurrido alguna vez estar a punto de alcanzar un objetiv y venirte abajo y de alguna manera echar a perder esa oportunidad? ¿Nunca te ha pasado que, cuando el profesor preguntaba en clase, pese a saber la respuesta no te atrevías a levantar la mano? O cuando se te ha brindado la posibilidad de liderar un proyecto, para el que sabes que estás muy capacitado, has pensado: “¿Quién?, ¿ Yo?: ¡Ni hablar!”
Desde pequeños en nuestra familia se nos alienta, incluso exige, que brillemos y saquemos las mejores notas, pero el día a día nos descubre que quien levanta mucho la mano en clase es el que más “collejas” recibe; si además hemos crecido en una sociedad marcada por el pecado y la culpa, desarrollar y mostrar todo nuestro potencial nos podría hacer caer en el terrible pecado del orgullo.
El primer miedo al que nos enfrentamos es el miedo a ser orgulloso, que llega de la mano del miedo a ser juzgado (por la familia, por la sociedad…) que a su vez se alimenta del miedo a equivocarnos: todo ello desemboca en nuestro miedo a brillar.
“Tememos lo mejor de nosotros mismos con la misma intensidad que tememos lo peor”, afirma Maslow. Nos asusta llegar a ser aquello que vislumbramos en nuestros momentos más altos, cuando nos sentimos orgullosos de nosotros mismos, con coraje, cuando nos gustamos, queremos y valoramos. Nos estremecemos ante las infinitas posibilidades que descubrimos en nosotros mismos y, a la vez, temblamos de miedo ante esas mismas posibilidades.
Según podemos comprobar a lo largo de la historia, tal y como explica Maslow, el ser humano siente profunda admiración por aquellos grandes mujeres y hombres que han alcanzado la máxima realización, que encarnan la verdad, el bien, la belleza, el éxito o la justicia. Estos personajes, además de admiración despiertan sentimientos inconscientes de hostilidad y envidia, ya que ante ellos el resto del mundo se puede ver inferior o torpe. Nuestra defensa ante lo que nos despiertan es proyectar sobre ellos contra-valoraciones, y si es así ¿quién tiene el coraje suficiente para mostrarse diferente, brillante, mejor que otros?
Si en lugar de detenernos en envidiar las cualidades ajenas aprendemos a admirarlas sin juzgarlas, comenzaremos a reconciliarnos con nuestras propias capacidades; de igual forma, si nos hacemos conscientes de nuestros prejuicios hacia quienes brillan, es muy probable que sintamos menos rencor hacia ellos, y por tanto, hacia nosotros mismos.
Quien se debate entre lo que desea y lo que rechaza está limitado profundamente por el miedo al castigo, en la forma de hostilidad o rechazo que pueda suscitar en los demás. Para evitar el castigo por mostrarse superior, se hace inferior, se convierte en humilde, modesto, obediente, reservado, tímido, incluso retraído, anulando e inhibiendo de forma voluntaria sus capacidades, y comienza a vivir en un conflicto silencioso.
Para desplegar toda la amplitud de nuestras alas, nuestras capacidades y brillar con luz propia hemos de trabajar para romper estructuras limitadoras aprendidas, romper nuestros propios moldes y límites, al igual que hizo Jonás, que para llevar a cabo la misión que se le encomendó tuvo que enfrentar el desafío de salir del refugio de la ballena.
Es una lástima pretender vivir siempre dentro de tu ballena, porque incluso dentro de ella no lograrás acallar esa voz interior que te alienta y te dice: “¡TU PUEDES!”
[…] Cuando tengo miedo a mi propia luz diciembre 29th, 2016 […]
[…] Cuando tengo miedo a mi propia luz diciembre 29th, 2016 […]
¿Por qué lo hacemos tan complicado todo? Se nos cataloga de seres racionales, pero a mí me parece que a veces somos totalmente irracionales, sabemos lo que queremos, lo que nos gusta, cómo lograrlo, pero sin embargo, nos rodea el miedo, las opiniones de los demás y dejamos de valorarnos y sentirnos orgullosos de lo que somos y de lo que conseguimos. Compleja nuestra mente, pero si somos capaces de detenernos y analizar, creo que seremos capaces de que no nos afecte el miedo (saber controlarlo) y de que la opinión de los demás tampoco.
Efectivamente Carmen, si somos capaces de detenernos a observarnos y a contemplar nuestras reacciones…. de irracional no tenemos nada y le damos a todo millones de vueltas. En realidad el miedo NO ES PARA TANTO!
Hola Paloma: Es como si me hubieras hablado directamente a mi. Siempre he creído que todos y cada uno de nosotros tiene mucho potencial dentro y que hay que sacarlo fuera. Sin embargo, por inseguridades del pasado, por no querer sobresalir para que otros no se sientan en desventaja, llevaba años escondida tras las excusas. Y lo que veía fácilmente en los demás, me costaba verlo en mi. Hasta que te conocí. Y me ayudaste a ver que era un pensamiento erróneo. Y no la realidad de las cosas. Alejarte, y enfrentarte a la realidad, no es fácil. Pero una vez que eres consciente y comienzas a valorar las cosas como son y en su justa medida, ya no hay marcha atrás. Excelente vídeo. Gracias Paloma por este artículo.
Muchas gracias Carmen por tus palabras. Nos vemos atrapados en nuestra PROPIA REALIDAD, que pese a su nombre, de realidad no tiene nada ya que es fruto de nuestros pensamientos y de nuestras creencias. Me alegro de haberte sido de ayuda y te animo a que BRILLES, por que TU BRILLO es tuyo y de nadie más. Otros pueden hacer grandes cosas, pero nadie, mira bien lo que digo: NADIE, las va a hacer como tu.
Un fuerte abrazo
Ea increíble cómo el miedo nos paraliza, nos detiene y nos limita. Debemos aprender a utilizar el miedo como motor y no como «método de protección». Suena sencilo, pero es un aprendizaje continuo. Muchas gracias por tus consejos, un abrazo
Efectivamente, convirtamoslo más que en un motor, en un estimulo que nos obliguemos a enfrentar. No nos escondamos tras el miedo, abramos esa puerta para darnos cuenta de que ese monstruo terribe que creiamos que nos acechaba solo era fruto de nuestros pensamientos y creencias.
Gracias Yolanda por tu comentario; enfrentarse al miedo sencillo no es, pero imposible tampoco
Este post te hace volver la vista atrás y pensar las veces que en tu vida (y ya desde pequeños) quieres brillar en algo pero siempre miras alrededor y te fijas que hay otros que brillan como tu pretendes….. y no se por que te quedas sin hacer nada de nada.
Bueno, que ellos brillen no quiere decir que no lo haga yo, hay sitio en el firmamento para muchas estrellas. Por eso, Conchita, ni tu luz es menor ni menos potente, es… simplemente… tuya y creeme, tambien hay sitio para ti.
No sabía que el miedo a brillar se llamase «Complejo de Jonás». Y es una pena que nos empeñemos en apagar nuestra luz, por lo que puedan pensar los demás, porque lo único que importa es lo que nosotros queremos.
Si, Mónica, porque al final…. acabamos viviendo nuestra vida como creemos que quieren los demás. Soy única, especial e irrepetible, y ser así no ensombrece a nadie. Adelante, ATREVETE A MOSTARTE
¡Cuántas limitaciones nos ponemos a nosotros mismos! El miedo a brillar, el miedo a mostrarnos con lo mejor de nosotros mismos y no gustar, ser rechazado, el no creer en tu propio brillo. Justo la semana pasada estuve trabajando todo esto. Felicidades de nuevo por tu post.
Muchas gracias Aida.
Efectivamente, somos nuestro crítico más feroz.
Me ha gustado mucho este post, me recuerda a algún vídeo que circula por internet donde cada personaje sueña con tener lo que tiene otro hasta que se cierra el círculo y llega al primero, me recuerda que no debemos mirar lo que consiguen los demás, sino ver nuestros logros y luchar por crecer ¡Nosotros podemos! 🙂
Efectivamente, YO PUEDO, porque creo en mi, porque quiero y sobre todo PORQUE ME LO MEREZCO.
Muchas gracias por tu aportacíon, te espero en el próximo post
Pero que complejos somos! Miedo a ser superior, al rechazo, a la crítica, al fracaso… me ha encantado tu post porque nos pone en blanco y negro las trabas que nosotros mismos nos ponemos con tal de no llegar a lo que queremos ser… y si las conocemos, podemos definitivamente luchar contra ellas…!
«solo podremos saltar aquellos obstaculos que somos capaces de ver»…. Gracias Milagro por tu comentario. Efectivamente, somos complejos, y eso es lo que nos hace únicos.
Cuanta verdad hay en este artículo, las limitaciones sufridas en la infancia y que tanto cuestan eliminar, cuando descubrí que tenia miedo a brillar, fue como si se descorriera una cortina delante de mi, un nuevo punto de partida…
¿A que parece increible? pero en realidad…. ¿Quien no lo ha sentido alguna vez?
Enhorabuena Inmaculada, claro que brillas, y por tanto tus creacciones TAMBIEN.