El Dalai Lama, en sus reflexiones, se expresa de la siguiente forma con relación a la sonrisa:
”Considero una sonrisa como algo único en un ser humano. Una sonrisa es también una poderosa comunicación. Una sonrisa sincera es la expresión perfecta del amor y la compasión humanas”.
Estamos ante una de las expresiones faciales más frecuentes y la más reconocible de todas. Numerosos estudios demuestran que una sonrisa puede percibirse con menor tiempo de exposición y a mayor distancia, casi cien metros, y que tan solo son 0,01 segundos lo que nuestro cerebro tarda en procesar un momento de felicidad que involuntariamente nos haga sonreír.
La sonrisa es una reacción normal a ciertos estímulos y ocurre independientemente del entorno cultural. No es una reacción aprendida, es innata: los seres humanos comenzamos a sonreír en el útero materno y los bebes ciegos de nacimiento también expresan bienestar sonriendo.
Puede ser señal de una emoción positiva, bienestar, placer, alegría, satisfacción, diversión, etc… Pero muchas veces las personas sonríen cuando se sienten desdichadas. Decía Gabriela Mistral: “Hay sonrisas que no son de felicidad, sino una forma de llorar con bondad”. Este tipo de sonrisa dista mucho de aquella falsa usada, tan solo, para encubrir la expresión de una emoción negativa.
Una sonrisa, estudiada desde un punto de vista fisiológico, es una expresión facial formada al entrar en funcionamiento, de una forma u otra, los 17 músculos faciales situados cerca de los extremos de la boca y de los ojos. El cambio en el semblante lo produce el músculo cigomático mayor, que une los malares con las comisuras de los labios, cruzando cada lado del rostro. Al contraerse tira de la comisura hacia arriba formando un ángulo. Si el movimiento es fuerte, también estira los labios, alza las mejillas, forma una hondonada bajo los párpados inferiores y produce, al costado de las comisuras de los ojos, las clásicas arrugas conocidas como “patas de gallo”. La acción conjunta de distintos otros músculos y del cigomático mayor da lugar a los diferentes tipos de sonrisas.
El Doctor en medicina Guillaume Duchenne realizó en el siglo XIX un estudio visitando hospitales de París acompañado de un aparato con el que, valiéndose de electrodos, aplicaba descargas eléctricas en los rostros de sus pacientes. A medida que sus caras se modificaban, él recreaba un mapa de los nervios y músculos faciales. El Dr. Duchenne concluyó que unas sonrisas se detienen en los labios, mientras que otras se extienden a toda la cara, hasta los ojos, y que aquéllas que abarcan a los ojos son las genuinas expresiones de emociones positivas. Como consecuencia de su estudio, acuñó el término sonrisa de Duchenne, que es aquélla en la que se ve involucrado el movimiento de los músculos cigomáticos mayor y menor cercanos a la boca y el musculo orbital próximo a los ojos. Se cree que es producida como una respuesta involuntaria a una emoción autentica y es lo que se puede llamar una «sonrisa genuina». En esta sonrisa auténtica no participa ningún otro musculo de la parte inferior del rostro. Dura más y es más intensa cuando los sentimientos positivos son más extremos. La sonrisa auténtica expresa todas las experiencias emocionales positivas: goce junto a otra persona, contento o felicidad, alivio, placer táctil, auditivo o visual, diversión, satisfacción, sólo con diferencias en la intensidad de la mímica y en el tiempo de duración.
En una sonrisa amortiguada la persona muestra que realmente tiene sentimientos positivos, aunque procura disimular su verdadera intensidad. El objetivo es amortiguar, no suprimir ni anular. Se expresa, habitualmente, cerrando los labios, elevando el labio-inferior, estirando y bajando las comisuras.
La sonrisa triste pone de manifiesto la experiencia de emociones negativas. No oculta sino que es una evidencia facial de que uno se siente desdichado aunque no va a quejarse demasiado por su desdicha. Las sonrisas tristes suelen ser asimétricas y superponerse a otra expresión emocional negativa, no enmascarándola sino sumándose a ella. Si la sonrisa triste es señal de un intento de controlar la manifestación del temor, la ira o la desazón, puede parecerse mucho a la sonrisa amortiguada. La diferencia clave entre la sonrisa triste y la sonrisa amortiguada es que en ella no hay rastros de contracción del músculo orbicular de los párpados. En la sonrisa amortiguada ese músculo contrae la piel en torno del ojo generando las patas de gallo reflejando que se siente algún goce, mientras que este musculo no actúa la sonrisa triste debido a que, en este caso, no hay tal gozo. La sonrisa triste puede estar acompañada de señales de las emociones negativas auténticas que se manifiestan en la frente y las cejas.
La sonrisa sardónica pese a ser un término que se utiliza a veces en sustitución de la sonrisa sarcástica, no es un tipo de sonrisa, sino una condición médica producida por la enfermedad del tétanos en donde los músculos de la cara se contraen y el paciente enseña los dientes como sonriendo.
La sonrisa cruel o sádica aparece por una fusión de emociones, positivas y negativas en un individuo que disfruta de su rabia, mostrando una sonrisa de gozosa rabia. La expresa con afinamiento de los labios y a veces una elevación del labio superior, sumados a los rasgos de la sonrisa auténtica.
Cuando se expresa gozoso desdén, la sonrisa auténtica se fusiona con la contracción de una o ambas comisuras de los labios
La gozosa tristeza se expresa con un descenso de las comisuras compatible con la elevación general que produce la sonrisa auténtica.
En el gozoso temor, una sonrisa autentica se ve mezclada con un estiramiento horizontal de los labios…
En la gozosa excitación, se une la sonrisa auténtica con la elevación de los párpados superiores. El actor cómico Harpo Marx solía mostrar en sus películas esta sonrisa de gran regocijo, y a veces, cuando hacía una picardía, la transformaba en una sonrisa de gozosa rabia.
En la gozosa sorpresa se alzan las cejas, cae el mentón, se eleva el párpado superior y aparece la sonrisa auténtica.
La fusión de una sonrisa auténtica con una forma particular de mirar produce dos tipos más de sonrisa, la conquistadora y la sonrisa de la Gioconda. Alguien que coquetea exhibe una sonrisa conquistadora, mostrando una sonrisa auténtica al mirar a la persona objeto de su interés, de inmediato aparta la vista de ella pero, enseguida, vuelve a dirigirle una mirada furtiva lo bastante prolongada como para que se note, volviendo a desviar la vista nuevamente. La sonrisa de la Gioconda, pintada por Leonardo da Vinci, es una de esas sonrisas de coquetería, con el rostro apuntando hacia adelante pero los ojos hacia un costado, mirando a hurtadillas, y durante apenas un instante, al objeto de su interés
La sonrisa de turbación es una sonrisa autentica en la cual se baja la vista o se aparta la mirada rehuyendo los ojos del otro. A veces se acompaña de una elevación momentánea del mentón movilizando la piel situada entre el labio inferior y el extremo de la barbilla. Otra versión de ella aparece combinando la sonrisa amortiguada con el movimiento de los ojos hacia abajo o hacia el costado.
Una sonrisa poco corriente es la sonrisa de Chaplin, que se produce cuando interviene un músculo que la mayoría de las personas no pueden mover de forma deliberada, elevando los labios en un ángulo mucho mas pronunciado que en la sonrisa autentica. Charlie Chaplin podía movilizar ese musculo a voluntad y obtenía su característica sonrisa insolente y burlona a la vez, de quien se sonríe del propio sonreír.
David Foster Wallace acuñó el termino de sonrisa profesional , que transmite cordialidad.
Una sonrisa ligera, de esas apenas perceptibles, expresa duda, inseguridad y falta de confianza.
Una sonrisa sencilla pero intensa, es decir, cuando las comisuras de los labios se levantan mucho y se pueden observar los dientes de arriba, da a entender confianza y que el sujeto esta pasando un rato agradable.
La sonrisa superior transmite un mensaje de satisfacción al ver a alguien o al recibir algo. En ella se todos los dientes quedan al descubierto. Esta puede ser mas intensa cuando además se cierran los ojos. Expresa felicidad, diversión.
Una sonrisa amplia denota mucha alegría y placer, se acompaña de una mirada profunda.
Una sonrisa con carcajada incluida es contagiosa, suele darse entre grupos de personas que realmente se están divirtiendo.
Los siguientes cuatro tipos de sonrisas tienen una misma apariencia pero cumplen finalidades sociales muy distintas. Son voluntarias y, normalmente, asimétricas:
La sonrisa mitigadora tiene como propósito suavizar un mensaje desagradable o crítico, y provoca que el receptor de la crítica se vea obligado a devolver la sonrisa a pesar de la molestia que le produzca el comentario. La sonrisa mitigadora es deliberada. Habitualmente las comisuras de los labios se contraen y el labio inferior se alza levemente durante un instante. Suele acompañarse de un movimiento afirmativo y la cabeza se ladea y baja de tal modo que el que sonríe mira un poco de arriba abajo a la persona a quien critica.
La sonrisa de acatamiento significa la aceptación de tener que admitir un comentario o noticia sin protestar. El que sonríe simplemente acepta la situación. A diferencia de la sonrisa mitigadora, la cabeza no se mueve ni cambia su postura pero se ve acompañada de otros signos como son la elevación de cejas por un momento, o encoger los hombros, o la emisión de un suspiro.
La sonrisa de coordinador regula el intercambio verbal de dos o más personas. Es una sonrisa cortés, de cooperación, que pretende mostrar coincidencia, consenso, comprensión, Es una sonrisa leve, asimétrica, en la que no intervienen los músculos orbiculares de los párpados.
La sonrisa de interlocutor es una variante de la sonrisa de coordinador que se utiliza para escuchar al otro, para hacerle saber que se ha comprendido lo dicho. Equivale al movimiento afirmativo con la cabeza que suele acompañarla. El interlocutor alienta a que el sujeto siga hablando.
La finalidad de la sonrisa falsa es la de convencer al otro de que se siente una emoción positiva, cuando no es así. Existe una diferencia con la sonrisa de desdicha, esta transmite el mensaje de que no se experimenta ningún placer mientras que la sonrisa falsa trata de hacerle creer al otro que sienten cosas positivas. Ambas son sonrisas mentirosas.
Una serie de detalles podrían ayudarnos a distinguir sonrisas falsas de sonrisas auténticas. Las sonrisas falsas son más asimétricas que las auténticas y no abarcan más que movimientos en la parte inferior del rostro. La sonrisa falsa de intensidad leve o moderada no estará acompañada nunca de la acción de los músculos orbiculares de los párpados, por eso ni se alzarán los pómulos, ni se modifica la expresión de los ojos, ni intervienen movimientos de las cejas, cambios que sí ocurren en la sonrisa auténtica. En cambio, si la sonrisa falsa es más pronunciada, podrían darse todos estos rasgos, forzando la mueca, pero nunca se moverán las cejas con el movimiento de descenso típico de la sonrisa autentica, provocado por la intervención del músculo palpebral, uno de los responsables del movimiento del parpado. El tiempo que tarda la sonrisa falsa en extinguirse parecerá notablemente inapropiado, es decir puede esfumarse demasiado repentinamente, tal vez de forma escalonada o será excesivamente largo.
El acto de sonreír no solo cambia la expresión de la cara, sino que también hace que nuestro cerebro produzca endorfinas que reducen el dolor físico y emocional y nos proporcionan una agradable sensación de bienestar.
“Aquél a quien su sonrisa embellece, es bueno;
Aquél a quien su sonrisa desfigura, es malo”
Proverbio húngaro
Artículo publicado en el diario LA NOTICIA IMPARCIAL el 17 de Marzo de 2013
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